Durante todo el mes de febrero estuve haciendo un desafío de 30 días que surgió a partir del libro Mañanas Milagrosas que básicamente se trata de despertarte cada día una hora antes de lo habitual para realizar un ritual que consiste en hacer: meditación, afirmaciones, visualizaciones, ejercicio, escribir y leer. Dedicando solo 10 minutos a cada una de estas tareas, el autor, Hal Elrod, asegura que podemos arrancar nuestro día de una forma distinta, con más propósito y energía y que tiene además muchos otros beneficios si se mantiene a lo largo del tiempo.
Como yo vengo realizando mi propio ritual, aunque mucho más corto, me pareció que era una buena oportunidad para probar algo distinto por solo 30 días y ver cuáles eran los resultados.
Pueden ver un resumen de cómo fue el proceso en mi instagram @gabriel.dias.nomad seleccionando en mi perfil el destacado Desafío 30 días.
Sobre los desafíos a 30 días
Antes de compartirte cómo fue mi experiencia, quiero contarte brevemente de que se trata esto de los desafíos a 30 días.
Esta idea la saqué del blog de Steve Pavlina, que escribe sobre desarrollo personal (solo en inglés). Steve empezó con su blog en 2004 y es una fuente inagotable de ideas y conocimiento que además transmite de una forma muy profunda, siempre entrando en detalle en cada tema y aportando mucho valor.
Una de las tantas cosas interesantes que propone es lo de ponerse desafíos de 30 días para probar algo que nos interese. Puede ser aprender un idioma, aprender a jugar al ajedrez, aprender de marketing, hacer ejercicio, comer saludable, etc. Meterse de lleno por 30 días en algo que nos interese probar.
El objetivo no es que luego de los 30 días lo sigas haciendo por el resto de tu vida. Pero sí que te des una buena oportunidad para probar algo de forma comprometida. Salir del clásico «me gustaría probar…», que algunas veces dejamos en el tintero por tanto tiempo o que algunas veces probamos pero por pocos días para volver a dejarlo pendiente, teniendo la sensación que lo tenemos que volver a hacer cuando «sea el momento justo».
Por ejemplo, digamos que te gustaría adelgazar un poco y sabes que uno de los hábitos no saludables que tenés es tomar alcohol y consumir muchas harinas. Bueno, podrías hacer 30 días de no tomar alcohol ni comer pan. O una de las dos. No importa lo que elijas. Lo importante es elegir algo que creas que te puede servir y ponerte el compromiso de hacerlo por 30 días. Y una vez realizado el desafío evaluar los resultados. Lo más importante es el aprendizaje que logramos de la propia experiencia, algo que no se puede transmitir.
Mi propia versión de mañanas milagrosas
El ritual explicado en el libro Mañanas Milagrosas me parece muy completo pero también me da la sensación que estaría a las corridas cambiando de una tarea a la otra. Yo necesito tiempo para entrar en ambiente y creo que cambiar tan rápido haría que mi mente no se pueda focalizar en cada paso.
Así que decidí hacer una versión modificada que consistió en: yoga, meditación, elongación y agradecimiento.
En algunas ocasiones también aproveché para escribir aunque solo unos pocos días.
El desafío en números
- Lo hice por 30 días, los 7 días de la semana. Comencé el 1 de febrero y terminé el 2 de marzo.
- Hubo 2 días que me levanté a las 4:30 de la mañana y fui a un instituto que daban clases de yoga a las 5am.
- Hubo 2 días que me levanté a las 9am (fueron un sábado y un domingo) por haberme acostado muy tarde el día anterior y realmente porque no tenía resto de energía.
- Hubo días que tuve que dormir siesta por el cansancio acumulado.

El para qué
Este desafío lo hice para trabajar mi voluntad de hacer cosas. Me pasó muchas veces de decir que iba a hacer algo y luego terminaba no haciendolo porque me daba «fiaca». Creo que en verdad es por no tener un real compromiso con lo que decía que iba a hacer.
Sentir que tenemos libertad de hacer todo lo que queramos, algunas veces hasta puede jugar en contra porque tenemos la sensación de que lo podemos dejar de hacer cuando queramos. Pero esa falta de compromiso, voluntad y constancia hace que no podamos pasar al siguiente nivel. No es que siempre hay que ir un paso más. Pero cuando decimos que queremos algo y no lo hacemos, quedan 2 alternativas: o cambiamos el qué o cambiamos nuestra actitud hacia ese qué y ¡activamos!
Pros y Cons
El principal beneficio fue haberme propuesto un desafío y llevarlo a cabo. No era algo imposible pero tampoco algo que me resultase fácil. Así que estoy contento por haberlo realizado. Me da mayor confianza para establecer futuros desafíos más adelante.
Este desafío me ayudó a reflexionar sobre todo lo que estaba queriendo forzar en este momento de mi vida. Hasta el propio desafío fue forzarme, fue entrar en modo control. Y cuando nos ponemos en modo control, nos estamos metiendo en el cómo, lo cual puede producir mucho cansancio, tanto físico como mental. Somos muy capaces de hacer lo que nos propongamos, la pregunta es ¿a qué costo? Algunas veces es mejor poner una intención, confiar en la vida, y entregársela al universo (cada uno sabrá en qué aspecto de su vida lo tiene que aplicar).
El punto más flojo es que en general me sentí con mucho sueño. Hubo varios días que tuve que dormir siesta (algo que no acostumbro a hacer) porque me dormía a mitad del día. Y como sabrás, no se puede dormir un día por 12 horas y recuperar todo lo que no dormiste en la semana. Es importante siempre mantener un balance.
Mi balance general
En general me pareció una muy buena rutina. Lo único que modificaría es lo de hacerlo siempre. A pesar de que 30 días sea un tiempo razonable, hubo días que simplemente necesitaba despertarme más tarde y dormir más horas. Y eso se trasladó en cansancio acumulado.
Así que darme la libertad de no hacerlo algunas veces (por ejemplo los domingos) o bien poder cambiar la hora y despertarme entre las 6 y 6:30, me daría más flexibilidad y comodidad para hacerlo.
Algo que le agregaría es lo de acostarme siempre a la misma hora. Justo coincidió que durante febrero estuve viviendo en plena ciudad, algo a lo que no estoy acostumbrado. Y entre reuniones y actividades que surgían cada día, terminaba yéndome a dormir siempre a distintas horas de la noche, en promedio, entre las 12 y 1am. Creo que en un entorno un poco más tranquilo o en el que esté más instalado, me hubiese sido más fácil llevar este desafío a cabo.
Tips
- Tener un propósito el día anterior: Antes de irse a dormir, poner una intención sobre lo que queremos hacer al día siguiente. Definir qué vamos a hacer cuando nos levantamos. De esta forma, cuando nos despertemos no tenemos que luchar contra nuestra voluntad ni pensar qué es lo que tenemos que hacer primero. Simplemente nos levantamos y actuamos.
- Poner el despertador lejos de la cama: admito que siempre fui un gran fan de la función Snooze o Posponer. Y a veces tardaba hasta 40 minutos en levantarme, posponiendo la alarma una y otra vez. Pero lo que empecé a hacer es poner el teléfono lejos de la cama (lo suficiente para que tengas que levantarte) e inmediatamente ir al baño, lavarme con agua fría la cara, la nuca y las muñecas.
- Hacer la cama luego de levantarte: Esta es una técnica muy conocida en el mundo de los que se dedican a mejorar la productividad. Se trata de finalizar el acto de dormir. Al hacer la cama, le estamos diciendo a nuestra mente que la «tarea» de dormir ha finalizado. Es momento para dar el siguiente paso.
- Empezar de a poco: Es muy importante tener en cuenta el grado de exigencia del desafío que te vayas a proponer. Si tu desafío es trotar todos los días por 1 hora, no parece que sea algo tan loco en principio. Pero te digo, 30 días se sienten. Mejor empezar trotando 20 minutos (o incluso salir a caminar). Y una vez que hays pasado los 30 días subir la apuesta un paso más. Siguiendo el ejemplo de Mañanas Milagrosas, en vez de de 1 hora, podés hacerlo 20 minutos y hacer solo meditación, salir a caminar, yoga, o simplemente darte el tiempo para desayunar tranquilo en vez de salir corriendo de tu casa al trabajo.
- Prepararse unos días antes de arrancar un desafío a 30 días: Por ejemplo, si tu desafío va a ser aprender un idioma, no hace falta que esperes al primer día para empezar a buscar el material de estudio. Ese tipo de tareas las podes hacer antes. Conseguir todos los recursos de forma que el primer día del desafío ya sabes por dónde empezar y exactamente y qué tenés que hacer.
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¿Qué desafío te gustaría hacer? Si alguna vez hicieron algo similar, me encantaría leer su experiencia. No duden en escribirme o dejar comentarios 🙂
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