En este post cuento cómo fue mi experiencia hasta el momento que tomé la decisión de renunciar a mi trabajo en relación de dependencia para buscar mi propio camino. Está especialmente dirigido a las personas que no se sienten cómodas con una trabajo fijo de jornada completa (habitualmente de 9hs diarias), que piensan o sienten que puede existir otro camino pero que no saben cuál o quizá ni se animan a planteárselo. A mi me pasó. El solo hecho de pensarlo parece estar mal. Se lo comentas a alguien y solamente recibís consejos de porqué tenés que mantener ese trabajo; o en caso de hacer un cambio de trabajo todos los beneficios que tenés que pretender. Simplemente te trasladan todos los miedos propios de porqué ellos no lo harían. Esto sumado a los miedos que a veces tenemos, hace que la decisión de cambio nunca llegue.
No voy a mentir, me costó mucho tomar la decisión. Trabajé 9 años en el mismo lugar asique no puedo decir que haya sido de un día para el otro. Trabajaba cerca de mi casa, 7 horas al día, con flexibilidad horaria, sin muchas exigencias, en un ambiente cómodo, compañeros de trabajo geniales, buen salario y un mes de vacaciones asegurado más una semana de vacaciones en invierno.
¿Entonces porqué elegí renunciar?
Todos estos beneficios eran la razón más fuerte para quedarme en ese lugar. Pero hubo algo que año tras año me fue quitando las ganas de seguir: la falta de motivación. Los primeros años realmente me sentía motivado, aprendí muchas habilidades y de hecho, dedicaba tiempo extra a seguir aprendiendo. Pero luego de unos años y después de obtener una mejor posición, esa motivación fue disminuyendo. Por más que surgían nuevos proyectos y yo mismo me planteaba nuevos desafíos, luego de un tiempo volvía a caer en el mismo lugar. Siempre que pensaba que tenía que hacer un cambio, me planteaba primero todos los beneficios que tenía al trabajar en aquel lugar (que la carga horaria, que el salario, que las vacaciones, etc) y siempre llegaba a la conclusión de que tenía que seguir ahí porque me convenía. Cada año, cuando me iba de vacaciones y podía desconectar, me convencía de que no quería seguir en ese lugar.
Pero la historia se volvía a repetir.
Llegaba de las vacaciones con la cabeza revolucionada, con ganas de dejar todo. Y ahi empezaba a operar el miedo y salían a flote todas las excusas. Qué hacía? volvía a auto-motivarme. Me convencía que era un buen lugar para seguir, que el problema era yo y que le podría buscar la vuelta para seguir motivado. Así pasaba un año enterito. Si, así nomás. Y pasaron varios años de hecho.
Como mi idea no era cambiar a otro trabajo bajo relación de dependencia, sino generar un negocio propio, empecé a buscar de qué forma podía generar un ingreso extra para luego pegar el salto. Pero la verdad es que no encontré salida yendo por este camino. Es que estar en ese trabajo me quitaba todas las energías, simplemente porque no me sentía a gusto. Entonces no me quedaban muchas energías para hacer otros proyectos, y los que intenté hacer no me dejaron ningún rédito económico. Además, cuando uno sabe que a fin de mes tiene el sueldo depositado en su cuenta bancaria, no hay tanta urgencia. Así se pasaron varios meses tratando de sacar a flote un proyecto que no estaba bien encarado. Emprender un negocio no solo no es para todo el mundo sino que no aplica para el caso en el que se pretenden resultados de forma rápida – o al menos los resultados que yo necesitaba.
Otra vez sentía que estaba parado en el mismo punto.
Entonces una actividad que realicé en un taller de coaching, me ayudó a revelar algo que no estaba viendo. Lo que estaba buscando era tratar de encontrar una salida perfecta para pegar el salto. Pero no sabía cual era esa salida. No quería otro trabajo bajo relación de dependencia. Emprender un negocio propio lleva tiempo y la verdad es que no estaba en ese momento con la energía dispuesta a eso. Y cualquier otra alternativa que se me pudiese ocurrir tampoco me convencía 100%. Me di cuenta entonces que la única forma que tenía de encontrar algo que me cierre, era probando. Lo que me reveló ese taller es que tenía un miedo terrible a equivocarme. A probar algo nuevo y que no salga como yo quería. Pero me dí cuenta que solamente probando iba a aprender, a tener más experiencia para ir eligiendo poco a poco lo que más me gustase. Asique solamente debía elegir una posible alternativa y empezar a transitar por ese camino. Y cuando digo elegir, no tenía que ser la mejor, porque es ahi donde me bloqueaba. Tenía que ser una alternativa y punto. Si iba bien, seguiría por ese camino, sino habría que reajustar y seguir camino.
¿Y que pasa si me iba mal?
Bueno, al menos podría saber por experiencia propia que no tendría que ir por ahi, que tendría que tomar otro camino. Lo que tiene de bueno es que me puedo apropiar de este aprendizaje. Puedo saber qué funcionó y qué no. Puedo elegir no volver sobre los pasos que no funcionaron. Es mejor esto que quedarse en la rumia mental con el pensamiento de ¿qué hubiese pasado si…?. Con cada experiencia y paso que de, voy a afinar mis elecciones. Cada vez le voy a pegar más a lo que quiero.
Este camino que comencé a recorrer está vivo, cambia cada día, por lo que no puedo decir que sea un éxito desde el punto de vista de grandes resultados logrados. Pero fue un éxito y lo sigue siendo desde la perspectiva de qué elijo y qué no.
Espero les haya gustado mi experiencia hasta el momento y desde ya me gustaría saber de casos similares o distintos, pero que tengan como hilo conductor elegir el propio camino.
Hola Gabriel! yo renuncie tambien y al igual que tú entiendo tu punto al decir que no sabías si era la mejor desición, pero en definitiva era algo por el solo hecho de sentir control sobre tú vida, creo que yo me encuentro en ese punto.
Hola Lorena que tal, yo estoy a punto de tomar esta misma decisión, cuéntame como te sientes actualmente y como va todo; Me siento identificado.
Hola Jaime, estoy bien encontré un trabajo días después de escribir por acá, con muchas más bajas expectativas salariales pero que me permitiría invertir tiempo en mi negocio y emprender, lo que siempre había deseado :D.
Que puedo decirte? que ha sido una de las más revolucionarias decisiones que he tomado en mi vida, salir de la plena comodidad para aventarme a enfrentarme con mis inseguridades y miedos para reconocerlos y posteriormente vencerlos se ha convertido en talvés la mejor época para conocerme y definir lo que realmente quiero, busco y anhelo alcanzar en la vida.
Aún hay días malos en que los miedos se adentran, pero estoy más segura que nunca, que han y serán necesarios para impulsarme a alcanzar lo que quiero alcanzar en la vida y es una vida más plena. Si debo dejarte un consejo es que cuando tomes la decisión de dejar tu empleo trates de rodearte de un grupo de personas que te apoyen y entiendan, eso me ha ayudado mucho a mi, en los momentos que flaquees ellos pueden recordarte el principal motivo de tu decisión y si no es posible esto, te sugeriría que escribas tus razones de porque has tomado cada decisión en la marcha hacia lo que quieres. Esto te puede ayudar cuando tus estés deprimido o reniegues de haber hecho lo que hiciste, entre más claras sean las razones mejor!
Un abrazo y espero oir pronto de ti
Que tal Lorena muchas gracias por tu respuesta y tu consejo, yo me inclinaría por escribir las Razones; Además de la falta de motivación en mi actual trabajo el ambiente laboral con mis compañeros no es el mejor, creo que uno se esfuerza todos los días por realizar mejor las tareas pero no todos pensamos igual (Y te desilucionas); estoy planificando que en un par de semanas tomaré la desición definitiva y mi idea inicial es desconectarme por un par de meses para recargar fuerzas; Y animo saldremos de esta «venceremos».